Los magos representan a todos aquellos que buscan, sin cansarse, la luz de Dios. Hasta el día de hoy siguen siendo una singular manera de acercarnos a nuestro Salvador a través de sus acciones.
CREER: Los Reyes Magos no eran judíos como José y María. Venían de otras tierras lejanas (de Oriente: Persia y Babilonia), siguiendo a la estrella que les llevaría a encontrar al Salvador del Mundo. Representan a todos los pueblos de la tierra que desde el paganismo han llegado al conocimiento del Evangelio.
PERSEVERAR: Ellos dejaron su patria, casa, comodidades, familia, para adorar al Niño Dios. Perseveraron a pesar de las dificultades que se les presentaron: un camino largo, difícil, incómodo y cansado. Seguir a Dios implica sacrificio, pero cuando se trata de Dios cualquier esfuerzo y trabajo vale la pena.
RECONOCER LA GRANDEZA EN LO PEQUEÑO: "Y cayendo de rodillas le adoraron" (Mt 2, 1-12). Ellos entraron en contacto íntimo con Dios y se reconocieron necesitados de Él, en la figura pequeña del bebé frente a ellos.
TODOS TENEMOS ALGO VALIOSO QUE OFRECER: Cada Rey Mago llevó un regalo especial como parte de ellos: oro (que se les da a los reyes), incienso (que se le da a Dios) y mirra (que se untaba a los hombres escogidos). Al igual que ellos, nosotros tenemos dones únicos que podemos compartir a los demás. No subestimes lo que puedes aportar.
PEDIR DIRECCIONES: Preguntaron por el camino. Está bien pedir ayuda o consejo, pues no tenemos las respuestas a todo. A veces, la mejor manera de llegar es preguntando.
ALEGRÍA: Los Reyes Magos sintieron mucha alegría al ver al niño Jesús. Supieron valorar el gran amor de Dios por el hombre.
Fuentes: Catholic.net
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